por Elio B. Ramírez
El pasado seis de abril del 2014 el Toronto Star publicó un artículo donde explicaba “que el consejo de la ciudad había aceptado una moción a principios del año para cambiar de fecha el mes dedicado a honrar a la comunidad hispana de la ciudad.” Dicho evento se celebraba en el mes de abril y, en respuesta a la petición hecha por algunas de las comunidades hispanas en Toronto, en adelante se celebraría en octubre. De acuerdo con el artículo “el cambio se alinearía con el mes en que otras comunidades hispano hablantes en el mundo celebran su herencia.”
La celebración del mes de la herencia hispana, que consiste en una serie de eventos para festejar la presencia hispana en Canadá, fue propuesta por César Palacio, un concejal de la ciudad de Toronto. Palacio, de origen ecuatoriano, presentó dicha iniciativa en 2009. A principios de ese mismo año la ciudad “proclamó el mes de abril como el mes de la Herencia Hispana, acción que busca conmemorar y reforzar la cultura hispano canadiense en nuestra ciudad.” El comunicado publicado en el sitio web describe: “como resultado, varios eventos anuales y locales tendrán lugar en la ciudad de Toronto y en la provincia de Ontario para reconocer la contribución social, cultural y económica de nuestra comunidad hispana.”
Pero, ¿qué es exactamente la herencia hispana, y por qué las diversas comunidades latinoamericanas tienen que celebrar sus tradiciones culturales en su nombre?
En el contexto norteamericano, y en específico el canadiense, en donde la política del multiculturalismo acentúa la identidad de las comunidades que preservan su lengua materna, la celebración del mes de la herencia hispana tiene diferentes connotaciones. Por ejemplo, en Toronto, el término “hispano” se refiere a las comunidades que hablan el castellano (ya sean de los diversos países latinoamericanos, de España, Guinea Ecuatorial y algunos ciudadanos mayores de las Filipinas). ¿Acaso el término de herencia hispana, acuñado por las diversas comunidades latinoamericanas en Norteamérica, no estaría ignorando el hecho de que hay millones de latinoamericanos cuya lengua materna no es el español?
Se entiende que el uso del término hispano es apropiado para referirse a los ciudadanos del mundo que hablan el castellano. Al ser empleado para referirse a la comunidad de habla hispana, que en su mayoría es de origen latinoamericano, dicho término implica que todos los latinoamericanos, de diversas comunidades, de diferentes generaciones y de diferente origen étnico hablan el castellano como lengua materna, y por ende, el castellano define la identidad de estas comunidades en Norteamérica, lo cual no toma en cuenta la diversidad cultural y lingüística de las Américas.
Hispan@ o latin@, ¿cuál es la diferencia?
La iniciativa propuesta por el concejal Palacio es digna de admirar. Es de conocimiento común que en el siglo XX, en Latinoamérica, el mes de abril es de gran importancia porque hay dos fechas que conmemoran el panamericanismo (14 de abril, Día de las Américas) y la herencia colonial del castellano (22 de abril). Dos celebraciones que definen dos narrativas totalmente diferentes en la compleja búsqueda por definir a la gente de las Américas que heredaron el castellano de la Colonia, y que las nuevas naciones independientes decidieron emplear como lenguas oficiales. Por la importancia cultural que tienen estas dos celebraciones, y en el contexto del discurso del multiculturalismo en Canadá, parece prudente que la celebración de la herencia hispana se lleve a cabo en abril (sobre todo, si son actividades culturales que ayudarían a preservar y promover el uso del español en la ciudad).
Si la herencia hispana es la celebración y el reconocimiento de las comunidades que hablan y usan el castellano, ¿por qué no celebrar actividades como ferias de libros, festivales de cine, preservación y mantenimiento del español y la creación de espacios en las escuelas donde los niños cuyos padres hablan el español puedan aprenderlo y practicarlo? Por ser testigo de ello, sé que a los niños de habla hispana (y de origen latino) en muchas escuelas primarias de Toronto, se les oprime, se les margina si no hablan inglés. Se les deja a expensas de los padres, muchos de los cuales trabajan largas jornadas y no hablan muy bien el inglés, para que trabajen en las tareas de sus niños. Entonces, ¿dónde está el derecho a usar el término “celebración de la herencia hispana” cuando a los niños que viven rodeados por el español, o lo han tenido como primera lengua, se les niega el espacio y el derecho a aprenderlo mejor? ¿Cómo podemos celebrar la herencia hispana en Toronto si los niños crecen olvidando el español?
Así como se celebra el día de las Américas y de la lengua española, en Latinoamérica, también el 12 de octubre el Día de la Raza. O sea el día en que accidentalmente Cristóbal Colón “descubrió” América en 1492. ¿Qué implicaciones tiene celebrar el mes de la herencia hispana en octubre? En los Estados Unidos, en donde hay millones de latinoamericanos que hablan el castellano, Colón es un ídolo nacional. Hay una cultura académica eurocéntrica que celebra su herencia, pasando por alto que la celebración del descubrimiento de las Américas, ha creado debates fuertes de las consecuencias la llegada de los europeos a las Américas en los últimos quinientos años, entre ellas, la creación de una sociedad mestiza en un gran porcentaje, altamente racista y clasista.
Y en Canadá, ¿Qué es lo que nos hace hispan@s? ¿Qué es lo que nos define como latin@s?
El pasado 24 de octubre, en la facultad de educación de la Universidad de Toronto (OISE), el Latin American and Caribbean Solidarity Network, una organización no-gubernamental y sin fines de lucro organizó un panel llamado “Celebrando Nuestra América.” Entre los panelistas participaron Rubén Gaztambide-Fernández – profesor en el Departamento de Desarrollo del Currículo Educativo en OISE; Duberlis Ramos, Director Ejecutivo del Consejo para el Desarrollo Hispano; Eva Portillo, estudiante de doctorado en el departamento de pensamiento sociopolítico; Nana María Ramírez, artista que estudió historia del arte y ha publicado tres libros: La Guerra de los 36 años, Auto-biography III, y La Llave; y Cristina Guerrero, estudiante recién recibida de su doctorado en Educación en la Universidad de Toronto.
Dicha actividad buscaba abrir espacio para reflexionar sobre la complejidad de la identidad de las diversas comunidades latinoamericanas de Toronto y el uso de los términos “hispan@” y “latin@”. La discusión se dirigió en torno a descifrar las connotaciones de ambos términos.
Luego del panel, la audiencia fue dividida en grupos para discutir a fondo la diferencia entre hispan@ y latin@. Para muchos participantes, el uso del término “hispan@” implica que la gente habla el castellano como lengua materna, que dicho individuo tiene cierta afinidad con España; sin embargo, no implica que toda la gente que habla el castellano viene de algún país de Latinoamérica. Para el caso, un ciudadano de Guinea Ecuatorial es hispano, así como una mujer anciana de las Filipinas también podría ser hispana. El término “hispano” en el contexto multicultural en Toronto y acuñado por las diversas comunidades de Latinoamérica ignora por completo la diversidad lingüística que todavía existe en Latinoamérica. Deja por fuera a millones de ciudadanos que hablan lenguas indígenas, ignora las lenguas criollas, y las lenguas de origen africano, árabe y asiático, así como otros países cuya lingua franca no fue el español. ¿Es Brasil parte de Latinoamérica, o no es parte de Latinoamérica? ¿Quién decide qué país puede o no puede ser de Latinoamérica?
Si este fuera el mes de la hispanidad, ¿por qué no se incluyen a los miles de españoles que han emigrado del país producto del pésimo estado de la economía? ¿Acaso l@s español@s se sienten orgullosos de formar parte de una sociedad que es multilingüe y multiétnica?
En Latinoamérica los problemas de raza, identidad y clase todavía siguen teniendo resonancia en Norteamérica. ¿cuáles son las condiciones sociales que un individuo debe de poseer para ser o no ser latinoamericano?
Lamentablemente, al promover este tipo de celebraciones el gobierno de la ciudad ignora diversas comunidades latinoamericanas y las homogeniza usando el término hispano. Otra oportunidad perdida para enriquecer el capital cultural de Toronto, una de las ciudades más multiculturales del mundo. Entonces, ¿de qué nos pavoneamos? Prefiero pensar que ahora voy a comer pavo en la cena de Acción de Gracias mientras hablo español con mi familia.
Elio B. Ramírez está en su cuarto año en la Universidad de Toronto. Obtendrá su licenciatura en estudios latinoamericanos, antropología y estudios transnacionales y de diáspora. A Elio le gusta practicar Capoeira, escribir, leer, dibujar y pintar. Aspira continuar con estudios de grado. Sus intereses académicos son educación, la narrativa latinoamericana y administración de proyectos de emergencias y desastres.