Por Elio B. Ramírez
Para las mujeres que se las llevaron, pero que todavía están presentes en nuestra memoria colectiva.
Como cada Febrero Catorce,
estoy aquí, sumergiéndome en la quinta dimensión y pensando en ti.
Pienso en el día en que llegaste y en el día en que te fuiste.
Y pensar en ti me hace bien. Me ayuda a ignorar las bajas temperaturas
que azotan a la Isla Tortuga en el invierno.
Pensar en ti se convierte en mi piel impidiendo que el frío mortifique mi sistema óseo.
Y me hace tan sensible que siento el calor de todos los seres vivos congregados en esta jungla de concreto: plantas, animales, humanos…
En este momento, cuando pienso en ti, percibo los elementos naturales.
Percibo cómo el frío oprime las aguas de los lagos y los ríos.
El aire seco, que corre como una manada de caballos salvajes en las amplias praderas, sin dirección alguna.
Pienso en el fuego
que, en esta temporada está en reposo, callado, absoluto;
listo para ser sacrificado por los chamanes e invocar tu presencia.
Y pienso en el suelo. Sí, el suelo que, por motivo alguno, sin previo aviso,
consumió lo que quedaba de ti, cuando tu espíritu se desencarnó de tu cuerpo.
¡Oh! Cómo te pienso mujer.
Tú eres mi tiempo: mi pasado, mi ahora y mi futuro.
Tú, como miles que, sin causa alguna, desaparecieron abandonando críos, familias, comunidades y un país en estado de ebullición.
Tu desdicha a veces parece fortuna, porque tu sufrimiento ha sido acotado,
y el mío, prolongado.
Prolongado hasta la eternidad; una eternidad dibujada por el hombre civilizado que conquistó nuestras tierras.
Pienso en ti, mujer, como te he pensado desde siempre. Tu amor, ahora ensamblado en las fuerzas supremas del universo, se traduce en la lágrima salada que corre, sin impedimento alguno, en el rostro de la mujer indígena de la América todavía no colonizada.
Una lágrima que, a pesar de las bajas temperaturas, desciende despacio por su mejilla, y se desliza hasta tocar el suelo,
reviviendo en un humilde pero heroico acto, tu memoria, Mujer.
*Cada catorce de febrero, cientos de mujeres canadienses se reúnen en frente de una estación policial en Toronto, para recordar, en un acto sublime y sencillo, a las miles de mujeres indígenas que desaparecen en uno de los países más avanzados del planeta. El actual ministro de Canadá dice que este problema social no está en su agenda. #CuandoFebreroEra14
Elio B. Ramírez está en su cuarto año en la Universidad de Toronto. Obtendrá su licenciatura en estudios latinoamericanos, antropología y estudios transnacionales y de diáspora. A Elio le gusta practicar Capoeira, escribir, leer, dibujar y pintar. Aspira continuar con estudios de grado. Sus intereses académicos son educación, la narrativa latinoamericana y la administración de proyectos de emergencias y desastres.