Por Tiyam Shiribabadi
Se escucha la esperanza en una palabra
que se abusa en el primer mundo.
Una esperanza que nos blanquea los ojos con tinta de moneda
y continúa encarcelando esclavos
porque libertad es algo que se consume
como la tierra
como la comida
como los humanos.
No podría decirte cuánta sangre hay en mi azúcar.
Solamente puedo decirte que es blanca
y es dulce
y es seca
y me pregunto cuántas veces un estómago se vacía
por verter dulzura en nuestras manos.
¿Cuánta sangre debe perderse antes de que se sienta áspera como arena
y huela tan dulce como la miel?
Ahora, cuando pruebo la libertad robada en mi té, sé cómo la guerra puede provocar la sed.
Tiyam Shiribabadi está en su tercer año en la Universidad de Toronto, estudiando el Español y Estudios de Equidad. También es una escritora plurilingüe, artista y feminista. Dedica su tiempo libre al arte de la resistencia, a la lectura y a la interpretación de sus poemas en los escenarios de Toronto.